La idea de crear un día que recuerde la lucha de las
personas contra estos trastornos, surgió de la iniciativa de las
administradoras de una página de Facebook a finales del año 2012. El símbolo sería una pulsera o cinta de color
azul claro en la muñeca izquierda que representase la esperanza, la fe y la
solidaridad, pero también podría ser un lazo del color mencionado.
Entendemos por trastornos alimentarios anorexia nerviosa,
bulimia, trastorno no especificado de la conducta alimentaria (TCANE) y
trastorno por atracón (TA). Son alteraciones de origen psicológico que pueden
llegar a tener una repercusión física de menor o mayor gravedad, no son una
moda, un capricho o una elección. A una persona que padece
depresión no sirve de nada decirle: «¡Anímate!», sino que es contraproducente
o incluso de mal gusto, porque evidentemente, si pudiera estar más alegre lo
haría. Igualmente, una depresión diagnóstica es una enfermedad mental, no un día malo o de
bajón. Así, del mismo modo, una persona que padece un TCA no puede comer o
dejar de hacerlo por sí misma como si fuera un acto de voluntad. Es más, no se
va a recuperar solo por alimentarse
mejor, aunque lo necesite. Deberá aprender a estar mejor con ella misma y no
solo en relación con la alimentación, la figura…, pero para ello necesitará
ayuda experta y estrategias terapéuticas para lograr sentirse mejor internamente y
con quienes le rodean.
Los síntomas de los distintos trastornos alimentarios pueden
ser diferentes, pero todos los que los padecen comparten una insatisfacción o
sufrimiento personal, una fuerte autocrítica, una dificultad del manejo
emocional y una baja autoestima, que se expresa a través de su relación con la comida y la
preocupación por la figura. Además,
suelen experimentar ansiedad e incluso depresión. Padecer una alteración
psicológica de este tipo afecta a diferentes áreas de la vida: académica,
profesional, familiar, social... Situaciones que pueden ser normales para
quienes no lo sufren (ir a clase, reuniones con amigos, comidas familiares,
viajes, ir a la playa...) se pueden convertir en auténticos retos para ellos.
Como menciono en mi libro Ana y Mia no quieren ser princesas. La cara oculta de los trastornos alimentarios de Editorial Meridiano, es bueno que eliminemos unas cuantas ideas erróneas sobre de los TCA y tengamos en cuenta que:
- Estos
trastornos van más allá de la comida, son enfermedades que perturban la
vida de quienes los padecen. Lo que vemos desde fuera, los síntomas con la
comida o el ejercicio, son solo la punta del iceberg de lo que les sucede.
El problema es psicológico y mucho más serio y profundo.
- Padecerlos
no es una decisión de la persona. Estos trastornos no aparecen de repente
y van mucho más allá de querer estar delgado. No son un capricho, ni una
llamada de atención, ni es cuestión de vanidad o de querer ser modelos...
- Experimentan
un malestar interno, aunque a veces no sepan expresarlo o pedir ayuda. Se
sienten solos, tristes, ansiosos... El trastorno de la conducta
alimentaria (TCA) es egoísta o manipulador, no quien lo padece. Es el
problema el que puede hacerles parecer egoístas o manipuladores.
- La
apariencia externa puede ser o no saludable. Estas personas pueden tener
un bajo peso, peso normal, sobrepeso u obesidad.
- Aunque la
edad de inicio más común es en la adolescencia, también podemos encontrar
adultos que los sufran.
- La mayoría
son mujeres. Sin embargo, también hay hombres que los padecen. Y cada vez
más.
- La
recuperación implica recibir tratamiento y va más allá de conseguir un
peso adecuado. El aprovechamiento del mismo depende de la aceptación del
problema por parte del afectado. Para ello necesitará atravesar etapas en
la conciencia de su alteración. La recuperación es larga e implica varios
años.
- La
comprensión y el apoyo adecuado de familiares y amigos es una ayuda
fundamental dentro del proceso de recuperación.
- Las
críticas a su figura o su relación con la comida suelen generarles
problemas. Por ello, ante la duda, mejor hablar de otras cuestiones y no
hacer referencia a estos aspectos.
- La vida de
las personas que los padecen se ve alterada en diferentes áreas.
Situaciones que podemos considerar simples como vestirse, salir a la
calle, comprar ropa, ir a clase, al trabajo o una reunión familiar, pueden
convertirse en un autentico desafío.
- Necesitan
amor y compresión, no juicios. Lo cual no significa que no se les
pueda expresar una opinión o límite.
Aprovechemos este 30 de noviembre para concienciar a
la sociedad de la importancia de estos trastornos y de su prevención. Esta será
nuestra principal contribución para avanzar en la solución de estos problemas.
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